Mujeres de tierra.
Tierra para la dulzura...
Obligado el hualle fisgón
de tu desnudez nocturna.
Bruja de los pastizales
cadillando la luna
al extremo encendido
de un cigarro
(Para que recuerdes).
Se hace río cuesta abajo
la ciudad y el olvido
(Sorpresa)
galopa estremeciendo
el duro corazón de la leña.
Huele a Peumo la esperanza
y canela la piel un vaho tenue
de fogón y mate compartido.
Tres Anas para la nacencia,
hembras de ojos abiertos
fecundando vegas
extendiendo soles
al arrullo encelado del puma
y al vuelo blanco y chillón
de los queltehues.
Besa la boca la yerba amarga
pariendo soledades,
rescoldando lágrimas
en sabor-ceniza del pan.
Tres Anas y una Rosa
bordando amaneceres
en el vientre negro de la tierra,
semillando sueños
de utero y luna.
Enlaza con su canto
sudoroso de hacha
la tarde tibia...
Embriagada de mujer.
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