Tacones rojos.
Nunca tuvo espejos, les temía, tanto como a las risas de los chiquillos...y a los ojos burlones de los choferes de micros...
Debería haberse acostumbrado...total a los cincuenta..¿a quién le importa?
Sentada al borde de la desvencijada cama.. encendió otro cigarro, frunciendo el ceño miró el ropero...allí estaban...
Como un ritual comenzó a desvestirse, sus carnes fláccidas temblaban...una a una caían al piso las anchas ropas... Desnuda, con los ojos cerrados...tomo los zapatos... entre jadeos metió un pie...luego el otro...
Equilibrandose en los altos tacos, rojos como la ceniza encendida del cigarro...comenzó a acariciarse..
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