Ahuyentando palomas
Nací mujer, sin apellido,
crecí como las perras callejeras
peléando a mordiscos
mi espacio en el mundo,
oliéndo a olla de puchero
y a cinco cuerpos en la misma cama,
me tocó bailar con la fea,
como dicen..
No coroné de princesa, ni reina..
ni nada,
más, algún designio
se empeñó en ataviarme ajena,
y me almidoné de poesía
intentándo ser quijote,
y me desnudé más de una vez
a la luz de la luna,
barriéndo miserias
en tacones altos.
Me proclamé visionaria
de los arcanos mayores.
(y menores).
Alerté la ouija
retornándo espíritus,
levánte banderas
en el sitio de la casa.
Grité por mí y por las otras
hasta que se me desholló la gargánta.
y desperté una mañana
(sin asunto)
ahuyentándo palomas..
y sigo girándo en espera de milagros,
tañendo campanas,
por si acaso...
sudándo cuesta arriba,
aquilatándo ardores ,
conjugándo verbos,
con la estúpida esperanza
del desequilibrio perfecto,
del maquiavélico embrujo
que me prometió la vida.
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